La saliva es una secreción liquida que proviene de las glándulas salivales, las cuales se extienden por todas las regiones de la boca excepto por la encía y la zona anterior del paladar. La saliva es producida por las glándulas salivales mayores en el 93% y las glándulas salivales menores en un 7%.

La saliva es uno de los fluidos corporales más contagiosos que hay, puesto que no hace falta entrar en contacto directo con la boca para que la saliva pueda transmitir alguna infección. Un estornudo, compartir el mismo vaso o la saliva que se puede salpicar durante una conversación ya es suficiente como para que otra persona pueda ser contagiada

  1. Infecciones del tracto respiratorio superior: resfriado común. Se cree que éste se contagia por contacto directo con el virus. Incluso, puedes adquirir la gripe, al tener contacto con gotas o secreciones (fluidos y mucosas) de una persona infectada.

 

  1. Fiebre glandular. La mononucleosis infecciosa o “enfermedad del beso”, causada por el virus de Epstein-Barr. El virus se transmite por la saliva y la infección se produce a través del contacto. Entre sus síntomas más destacados destacamos los signos típicos de una gripe pero agravados, es decir, fiebres altas, dolores fuertes de cabeza, fatiga e, incluso, pueden aparecer erupciones en la piel. El contagio de esta afección puede darse por contacto directo con la saliva y por contacto indirecto, es decir, mediante la tos o un estornudo que puede enviar este virus por la saliva y contagiarlo a la otra persona que se encuentra cerca del paciente.

 

  1. Hepatitis B: el virus de la Hepatitis B se puede transmitir por la saliva; sin embargo, la sangre tiene niveles más altos de este virus que la saliva. La infección se registra cuando la sangre y la saliva infectada entran en contacto directo con los fluidos de otra persona. Es decir, una persona tiene más probabilidades de estar infectada cuando besa, si tienen heridas abiertas en o alrededor de la boca.

 

  1. Herpes: Se transmite al tener contacto directo con el virus. El herpes es más fácil de propagarse a los otros cuando se forman ampollas. Una vez que es contagiado el virus queda latente y puede volver a aparecer en otros momentos como por ejemplo: momentos de estrés, ansiedad, bajadas de defensas, entre otros.

 

  1. Verrugas: Este tipo de padecimiento bucal se puede propagar a través de besos, sobre todo si hay zonas de reciente trauma.

 

  1. Varicela: otras de las enfermedades transmitidas por la saliva es la varicela, la cual es producida por el virus varicela- zoster. Ocasiona erupciones en la piel que suelen contener líquido amarillo en su interior. Esta enfermedad suele contagiarse cuando se toca de forma directa las erupciones de la piel, pero también puede producirse por contacto salival o por las secreciones cuando se estornuda, se habla, se tose,

 

  1. Parotiditis:Esta afección ocurre cuando la glándula parótida se inflama debido al virus paramixovirus. Esta enfermedad viral puede producir fuertes dolores al paciente, además de producir una inflamación de la zona alta del cuello, afectando la voz, a la respiración y a la hora de tragar alimentos y bebidas.

En Sanz Dental  tomamos todas las medidas de higiene para evitar cualquier problema con la saliva. Somos conscientes de los problemas que pueden acarrear, y por ello, es una prioridad para nosotros cumplir unas normas estrictas de higiene y seguridad para la salud de nuestros pacientes. ¡Por ello elige siempre unos buenos profesionales de la salud dental!

 

La mayoría de trucos caseros para blanquear los dientes se centran en el uso del bicarbonato. Este producto es una sal y, como tal, forma minúsculos cristales que, al frotarlos contra los dientes, rayan el esmalte y lo destruyen.

 

En pocas palabras es que la mayoría de nosotros usamos el cepillo dental de forma inconsciente, y seamos realistas si te cepillas los dientes como si fregaras el piso usando bicarbonato de sodio obviamente vas a causar daños en las piezas dentales. ¿Cómo saber si lo estás haciendo bien? La próxima vez que estés en el baño ve la forma en que sostienes el cepillo de dientes, si tienes la mano cerrada en puño cambia inmediatamente de posición para no ejercer tanta fuerza.

Antes de sumergirnos en los detalles de usar o no bicarbonato de sodio para limpiar nuestros dientes, debes saber que “cómo” cepillamos los dientes es definitivamente más importante que “con que” los cepillamos.

 

Riesgos de usar bicarbonato de sodio:

  1. Abrasividad

Una de las preguntas más frecuentes es si ¿El bicarbonato de sodio es demasiado abrasivo? Para responder a esto echemos un vistazo a la Escala Mohs de Dureza Mineral, esta calcula la dureza relativa de todos los minerales en el mundo por ejemplo: el diamante es un 10, el esmalte dental un 5 y la dentina tiene un grado de 2.5.

El bicarbonato de sodio tiene un grado de dureza de 2.5, a primera vista parece que no es demasiado abrasivo pero observemos un poco más para asegurarnos, primero que nada debemos saber que el esmalte es la porción más externa de cada diente, bajo el esmalte esta la dentina y luego la pulpa dental. Sin embargo si tenemos las encías retraídas es muy posible que la superficie en la línea de las encías que cepillamos no es esmalte sino dentina.

Esto explica a nivel funcional porque es más común que los adultos tenga más caries en la línea de las encías que en la superficie de masticación de los dientes, por otro lado al tener las encías retraídas por causas anatómicas o enfermedad periodontal la dentina estaría expuesta, esta es mucho más blanda que el esmalte y por lo tanto más propensa a la descomposición y daños por abrasivos.

  1. ¿Qué pasa con el aluminio en el bicarbonato de sodio?

Este es un mito cultural común y a pesar de la confusión causada por algunos fabricantes de estos productos etiquetando “bicarbonato de sodio libre de aluminio” en su lista de ingredientes, este elemento no tiene aluminio en él.

La confusión proviene del hecho de que algunos polvos para hornear contienen derivados de aluminio, y como éstos contienen altas concentraciones de bicarbonato de sodio literalmente se crearon falsas teorías.

 

Beneficios de usar bicarbonato de sodio:

  1. Mantiene un pH oral sano

El pH de nuestras bocas juega un papel importante en cuanto a la proliferación de poblaciones de bacterias orales que florecen o no la salud bucal, generalmente cuanto más bajo (ácido) sea el pH en la cavidad oral mayor es el riesgo de desarrollar caries dentales, específicamente la desmineralización del esmalte dental ocurre al tener un nivel de pH igual o inferior a 5.5.

Sin darnos cuenta nuestro trabajo es crear un microbioma oral que ayude a mantener un pH óptimo favoreciendo a las poblaciones bacterianas probióticas, y el uso de bicarbonato de sodio ayuda a mantener un pH oral más alcalino y sano.

  1. Reduce el número de errores

Una gran cantidad de investigaciones muestran que el bicarbonato de sodio realmente ayuda a reducir las poblaciones de microorganismos malos en la boca, por lo tanto es una herramienta de apoyo eficaz para reducir los patógenos periodontales.

Esto tiene sentido cuando pensamos en el bicarbonato de sodio como un tipo de sal, y está última naturalmente tiene componentes antimicrobianos.

 

¿Los beneficios superan los riesgos?

Teniendo en cuenta la información anterior el bicarbonato de sodio apoyará nuestra salud bucal siempre y cuando sea recomendado por un dentista en cantidades específicas, ciertamente es capaz de ayudarnos a eliminar la placa dental pero es importante no abusar de el en ningún momento.

De por sí en el mercado existen marcas de pastas dentales con bicarbonato de sodio pero en este caso los granos han sido tratados para diluirse en la saliva, y ser utilizados sólo durante los primeros 20 segundos del cepillado de esta forma no se erosiona el esmalte dental.

El problema está cuando vemos recetas para blanquear los dientes en la web, y las fotos de sonrisas blancas y perfectas no emocionan tanto que vamos corriendo al baño, humedecemos el cepillo dental y lo impregnamos en bicarbonato de sodio cepillando los dientes bruscamente pensando que así quedarán más blancos, pero realmente lo que estamos haciendo es dañar la capa externa de los dientes y maltratar las encías.

Las dietas de adelgazamiento, que prometen una rápida pérdida de peso sin apenas esfuerzo, a base de un desequilibrio en los nutrientes proporcionados y una restricción energética intensa, no están exentas de riesgos y, además, favorecen una recuperación muy rápida del peso perdido.

Los expertos lo tienen claro: ¡hay que huir de las dietas milagro!, que permiten perder peso a costa de la salud física e incluso, en ocasiones, mental, de sus seguidores.

Para saber reconocer una dieta de estas características, el Grupo de Revisión, Estudio y Posicionamiento de la Asociación Española de Dietistas (GREP-AEDN) propone que se deconfíe de una dieta cuando:

  • Prometa resultados rápidos
  • Prometa resultados asombrosos o «mágicos»
  • Prohíba el consumo de un alimento o grupo de alimentos
  • Contenga afirmaciones que contradigan a colectivos sanitarios de reputación reconocida
  • Incluyan relatos, historias o testimonios, sin documentar, para aportar credibilidad
  • Pueden autoadministrar o implementarse sin la participación de profesionales sanitarios cualificados
  • Contengan listados de alimentos buenos y malos
  • Exageren o distorsionen la realidad científica de un nutriente o alimento cualificados
  • Incluyan o se basen en el consumo de preparados que venda quien promueve el tratamiento dietético, con un coste muy elevado si se comparan con el valor económico de obtener los mismos resultados comiendo alimentos comunes
  • Garanticen los resultados o prometan «devolver el dinero» si no funcionan
  • Hagan afirmaciones que sugieren que el producto es seguro, ya que es «natural»
  • Se desliguen de los posibles efectos adversos de su uso
  • Realicen conclusiones simplistas extraídas de un estudio científico complejo
  • Hagan recomendaciones basadas en un único estudio, o en estudios realizados con pocas personas (muestra no representativa) y seguidas durante un breve espacio de tiempo; en varios estudios realizados en animales o en modelos celulares; en estudios sin revisión por pares, o en estudios que ignoran diferencias entre individuos o grupos

Si, a pesar de todas estas recomendaciones, uno decide someterse a una «dieta milagro» deberá hacerlo asumiendo los riesgos que tendrá tanto sobre su salud general como sobre su salud bucodental, donde puede:

  • Como por una restricción excesiva de las grasas, esenciales para el funcionamiento del organismo al contener la vitamina D, imprescindible en la absorción de calcio, como por un consumo abusivo de fruta, rica en azúcar y ácido que afectan al esmalte dental al erosionar la capa protectora de los dientes, la dentina, y lo vuelven vulnerable a la caries y las infecciones
  • Alterar la composición de la saliva, en parte por una carencia de vitamina A, que ve mermadas sus propiedades antibacterianas
  • Afectar a la salud ósea (hueso maxilar) y ligamentosa (ligamento periodontal), por falta de vitaminas y minerales, lo que influye negativamente en el sostén de los dientes y puede acabar provocando su caída
  • Causar lesiones mucosas, como estomatitis (aftas) y queilitis (boceras), por falta de vitamina B2
  • Atrofiar las papilar linguales por falta de vitamina B12, con la consiguiente alteración del sentido del gusto
  • Reducir la capacidad de reparar lesiones y aumentar la susceptibilidad a infecciones por falta de vitamina C

Por lo tanto, mantener una dieta equilibrada y saludable será clave para gozar de una buena salud bucodental y, en caso de querer adelgazar, nada mejor que ponerse en manos de un profesional que prepare una dieta que incluya todos los nutrientes existentes de manera proporcionada, tanto los inorgánicos (agua y minerales), como los orgánicos (hidratos de carbono, lípidos, proteínas y vitaminas).

El estrés podría definirse como un conjunto de reacciones fisiológicas que se desencadenan cuando una persona está sometida a un estado de tensión nerviosa. Es, por lo tanto, una respuesta del cuerpo que se pone en marcha cuando alguien percibe una situación o un acontecimiento como amenazante.

Ante un estresor, se produce una respuesta fisiológica que pasa por la activación del eje hipofisosuprarrenal y del sistema nervioso vegetativo. El primero libera cortisol y andrógenos que pasan a sangre. El segundo provoca una activación simpática que secreta catecolaminas (adrenalina y noradrenalina), hormonas encargadas de poner el cuerpo en estado de alerta (dilatan las pupilas, abren las vías respiratorias, aumentan la frecuencia cardíaca, movilizan el paso de glucosa y lípidos al torrente circulatorio, etc.).

 

El estrés, de entrada, no tiene que ser algo malo. Hay;

  • Estrés positivo o agudo, que nos permite movilizarnos para evitar un peligro —por ejemplo, si alguien cruza un semáforo en rojo y se da cuenta, cuando está a mitad del camino, que viene un coche a gran velocidad, es normal que su organismo genere una respuesta de estrés que le permita salir corriendo para que el vehículo no le atropelle—, y que se resuelve cuando el estresor pasa,
  • Estrés negativo o crónico, prolongado en el tiempo, que causa daño físico y psíquico —sería, por ejemplo, el que se presenta en el síndrome del trabajador quemado.
  • El estrés crónico, a menudo infradiagnosticado, puede llevar a sufrir enfermedades graves, como problemas cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares e incluso cánceres.

 

En la cavidad oral, el estrés crónico se ha relacionado con el bruxismo, con la disfunción temporomandibular, con la enfermedad periodontal…

  1. Gingivitis. El estrés afecta la capacidad o eficiencia para cepillarnos los dientes y usar hilo dental debido a que distrae una adecuada higiene y una mayor acumulación de residuos en las encíasy su inflamación.
  2. Periodontitis. La hormona del estrés, el cortisol, puede generar inflamación, lo que propicia un mayor riesgo de la enfermedad periodontal.
  3. Bruxismo. Cuando se rechinan y aprietan los dientes de forma inconsciente al dormir, o incluso despiertos, lo que provoca dolor en los músculos de la masticación y desgaste prematuro en los dientes.
  4. Disfunción de la Articulación Temporomandíbular.Al abrir se traba la mandíbula debido a la constante presión que se genera al apretar los músculos por estrés, lo que causa dolor en la misma o en la sien.

La relajación, la meditación, el ejercicio físico, el sentido del humor, las relaciones personales positivas y el tomarse las cosas con más calma son estrategias fundamentales para el manejo del estrés.

Los Servicios Jurídicos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad estimaron a principios del mes de febrero que la propia titulación de odontología confiere a los profesionales la atribución de la venopunción o extracción de sangre de una vena. En la cual se ve la profesión altamente beneficiada principalmente para el uso de los factores de crecimiento.
El reconocimiento de la venopunción como competencia propia de los dentistas nos aportará más autonomía en el ejercicio profesional y la clínica dental abre las puertas a la biomedicina del futuro utilizando en el día a día los factores de crecimiento, la cual nos trae innumerables ventajas.
Más allá de los factores de crecimiento esta competencia permite al odontólogo o dentista actuar con mayor eficacia ante una posible emergencia en la consulta.
Aunque los médicos siempre han estado habilitados para la venopunción, antes de que se reconociera esta capacidad a los odontólogos, el personal encargado de hacer las extracciones en la consulta eran los diplomados Universitarios en Enfermería, que son los profesionales habilitados y formados para su práctica.

Factores de Crecimiento derivados de concentrados sanguíneos.

  • El plasma rico en factores de crecimiento: consiste en aislar del plasma sanguíneo esas proteínas responsables de la cicatrización de las heridas y de la regeneración de los tejidos. Una vez aplicado en la zona a tratar, y administradas en una dosis terapéutica, el proceso de reparación se optimiza y acelera de una forma natural. Al aplicar el plasma se logra una aceleración en los procesos de cicatrización de tejidos duros y blandos, menor dolor y menos inflamación en el postoperatorio del paciente.
    Es decir, para preparar el plasma rico en factores de crecimiento necesitamos extraer una pequeña cantidad de sangre al paciente, y a partir de este se obtiene un plasma rico en factores de crecimiento. Lo que obtenemos al centrifugar la sangre con diferentes protocolos y técnicas son productos que se comportan de manera completamente diferente. Así, se puede obtener PRP (Plasma rico en plaquetas) y PRF (Plasma rico en Fibrina).
  • Existen muchos tratamientos odontológicos en los cuales podemos aplicar los beneficios del plasma, tales como:
    • Extracciones para que cicatricen más rápido y con más hueso, eliminando prácticamente la existencia de alveolo seco.
    • Las cirugías periodontal de tejido blando y duros.
    • Elevaciones de seno en la cuales mejora el manejo del material del injerto y permite cerrar las perforaciones de la membrana.
    • Cualquier tipo de injerto óseo.

¿Qué es el ácido hialurónico?

El Ácido Hialurónico (AH) es un polisacárido formado por ácido glucurónico y N– acetilglucosamina. Se encuentra de manera natural en el ser humano (además de otros seres vivos) en articulaciones, piel y cartílagos, como parte del tejido conectivo, piel, ojos, cordón umbilical y líquido sinovial.

¿Cuándo fue descubierto?

El ácido hialurónico fue descubierto en 1934 por Karl Meyer y John W. Palmer, doctores del departamento de Oftalmología del Colegio de Médicos y Cirujanos la Universidad de Columbia (Nueva York), tras una extracción en los ojos (del humor vítreo) de ganado bovino. El nombre de ácido hialurónico procede de hyaloid (vítreo) y ácido urónico. También es conocido actualmente como hialuronano.

Es justo señalar que, 16 años antes, en 1918, Levene y López-Suárez consiguieron extraerlo, pero junto con otras moléculas, por lo que no aislaron ácido hialurónico propiamente.

Comercialmente, comenzó a utilizarse a partir de 1942.

¿De dónde se obtiene?

Inicialmente, se descubrió en el cuerpo vítreo del ojo de buey. Posteriormente, se descubrió otra fuente muy rica en ácido hialurónico, como es la cresta de los gallos. Otras fuentes de obtención de ácido hialurónico son el cordón umbilical, las aletas de tiburón, los huevos (cáscara), el pescado y fibras vegetales (sobre todo, las derivadas de la celulosa del pino).

¿Qué propiedades tiene?

Sus aplicaciones se deben a sus excelentes propiedades fisicoquímicas, como que es biodegradable, biocompatible, viscoelástico, no es tóxico, etc.

Tiene numerosas funciones fisiológicas y estructurales. No obstante, es parte del colágeno, componente mayoritario de piel y huesos.

Además, está involucrado en procesos de comunicación, migración, diferenciación, y regulación de procesos celulares en la matriz extracelular y activación del metabolismo celular.

¿Qué usos tiene en la cavidad bucal?

El ácido hialurónico tiene un papel clave en el tejido periodontal, ya sean tejidos blandos (encía, ligamento periodontal) como tejidos duros (hueso, cemento).

Propiedades:

  • Hidratante: la molécula de ácido hialurónico tiene gran capacidad de retención de agua, evitando que las células del cuerpo humano se deshidraten
  • Protección: el ácido hialurónico forma una barrera sobre heridas en las mucosas de la cavidad bucal. De esta manera, evita que las heridas puedan infectarse, favoreciendo así su curación.
  • Regeneración: AH promueve la migración y proliferación de fibroblastos, que maduran a miofibroblastos, encargados de la síntesis de matriz extracelular y de la deposición de colágeno en la herida.
  • El AH actúa en las distintas fases de la cicatrización (granulación, reepitelización y remodelación tisular) acelerando el proceso.
  • Antiinflamatorio: el AH puede actuar inhibiendo la acción de las moléculas proinflamatorias, además de inhibir la destrucción de tejido y acelerar la cicatrización.

Indicaciones:

  • Postcirugías:
    • Periodontal
    • Periimplantaria
    • Extracciones
    • Injertos
    • Colocación de implantes
  • Tratamiento de úlceras bucales

La Odontología deportiva, va más allá de los protectores bucales que se deben usar en ciertos deportes, se trata de cómo nuestra salud bucal puede afectar a nuestro rendimiento deportivo; pues una caries podría cambiar el destino de una competención. Por lo que es común la realización de revisiones médicas, y así evitar trastornos dentales, que pueden derivar en infecciones que se transmiten a través de todo el cuerpo, afectando sin duda el rendimiento de una persona dedicada a la realización de ejercicios.

Por ejemplo la periodontitis, enfermedad que genera infecciones e inflamaciones localizadas a nivel del diente y de los tejidos, si pasa al hueso puede existir la posibilidad de que la infección provocada por estas bacterias se disemine por vía sanguínea, pudiendo pasar a otro órgano. Esta diseminación puede afectar directamente a la región muscular, provocando daños que en este tipo de personas resulta relevante para su desarrollo profesional.

Este tipo de complicaciones también pueden afectar al sistema tónico postural de los deportistas, lo que traerá como consecuencia problemas como contracciones musculares (y por ende una postura errónea) y tendencia a producir fatiga, esto último debido a la acción de “los mediadores de la inflamación”.

La ausencia de una o varias piezas dentales interfiere en una correcta masticación y provoca digestiones más lentas con el consiguiente mayor gasto de energía y peor nutrición, causando que el organismo no pueda absorber los nutrientes necesarios, para el día a día, aspecto fundamental para cualquier persona, sea o no deportista.

Otro problema con una incidencia directa en el rendimiento deportivo es la maloclusión, pues la incorrecta relación entre los maxilares o el apiñamiento dental pueden generar dolor en la articulación temporomandibular (ATM), en la espalda y en el cuello.

De ahí la importancia de las visitas periódicas al dentista, ya que se podrá detectar a tiempo el origen y actuar para solucionarlo, ayudando a mejorar el rendimiento, evitar lesiones futuras y, en definitiva, mejorar el estado de salud general.

Recuerda, la prevención es la forma más eficaz de evitar las complicaciones dentales. Y la prevención se logra con unos pasos muy sencillos:

  • Asiste a la consulta dental ante la más mínima molestia y como mínimo una vez al año.
  • Realízate una limpieza bucodental de forma periódica.
  • Trata las caries desde sus estados más incipientes.
  • Corrige mediante ortodoncia los problemas de maloclusión.
  • En deportes de contacto, protege tus dientes durante la práctica, con una férula dental realizada a medida.
  • Mantén una buena higiene bucal diaria.
  • Tras tomar bebidas energéticas, espera unos minutos antes de cepillar los dientes o, en su defecto, realiza un enjuague con un colutorio.
  • Bebe mucha agua para asegurarte una correcta hidratación.

LA CLÍNICA PERMANECERÁ CERRADA DEL  15 AL 21 (ambos inclusive)

 

¡ NOS VEMOS A LA VUELTA !

 

DISCULPEN LAS MOLESTIAS

El uso de aparatos de ortodoncia va más allá de las primeras etapas de nuestra vida, como la infancia y la pubertad. Los avances odontológicos han favorecido que cada vez más adultos se sometan a este procedimiento para mejorar su sonrisa.

Existen distintos modelos de ortodoncia en el mercado: desde los brackets más tradicionales hasta férulas transparentes prácticamente imperceptibles y removibles, que han motivado su uso en pacientes adultos, ya que evitan la incomodidad de llevar aparatos metálicos a la vista de todo el mundo.

Las razones para su uso no son solo estéticas, sino que, al margen de esto, la corrección de la posición de los dientes puede ser determinante para mejorar nuestra salud y prevenir enfermedades bucodentales.

 

1.Evitar patologías orales

Una mala posición de los dientes hace que existan zonas en nuestra boca a las que el cepillo dental no puede acceder. Esto produce la acumulación de bacterias y sarro en nuestra dentición y favorece a la aparición de enfermedades bucales, como la caries y la periodontitis.

Tras un tratamiento de ortodoncia, los dientes estarán correctamente alineados y existirá un riesgo menor de padecer patologías orales relacionadas con una incompleta higiene bucodental.

 

2.Aumentar la autoestima

Está demostrado que, para tener una sonrisa bonita, es necesario contar con una posición armónica de nuestra dentición. La falta de confianza en nuestra sonrisa suele provocar un sentimiento de inseguridad que afecta a la vida social.

La corrección de la estructura oral es importante para aumentar nuestra autoestima y vivir sin complejos, algo que repercute directamente en nuestra felicidad.

 

3.Facilitar la digestión

El uso de ortodoncia nos proporciona una alineación dental con la que logramos una mordida de los alimentos más efectiva, evitando el desgaste anómalo en algunas piezas dentales. Por ello, podremos masticar de una forma más adecuada.

Esto repercute beneficiosamente en nuestra digestión, ya que la comida que ingerimos estará en condiciones más propicias para ser procesada en el estómago.

 

4.Evitar la sobrecarga muscular

Una mala oclusión, en la que los dientes y muelas no coinciden, provoca daños en el músculo encargado de la masticación, conocido como músculo masetero. Este se sobrecarga y deriva la tensión al cartílago y al trapecio, algo que provoca contracturas en la zona alta de la espalda.

El uso de aparatos de ortodoncia ayuda a evitar este tipo de dolencias y, por ende, mejora la calidad de vida diaria de los pacientes.

 

5.Discreción y comodidad

En los últimos años se ha hecho más habitual el método invisible, que consiste en realizar una simulación por ordenador de la evolución que tendrán las piezas dentales desde la malformación hasta su posición correcta.

Mediante este procedimiento se fabrican férulas  transparentes que se van renovando periódicamente. Este tipo de aparatos son removibles, es decir, se deben extraer, por ejemplo, para comer y realizar la rutina de higiene oral.

 

La caries dental es una enfermedad causada por bacterias que destruye tejidos dentales duros. La caries provoca la destrucción del esmalte dental debido a los ácidos que producen las bacterias del biofilm bucal al asimilar y transformar los azúcares que tomamos en la dieta. El biofilm bucal es una agrupación de bacterias envueltas en una matriz que se adhiere a los dientes y que puede acumularse cuando no se realiza una buena higiene bucal. Las caries es, además, la enfermedad crónica infantil más común y también la padecen entre el 92% y el 94% de la población adulta mayor de 35 años de edad.

¿Se pueden prevenir?

El primer paso para no tener caries es mantener una correcta higiene bucodental. Pero no es el único. Al cepillarnos los dientes después de las comidas durante al menos dos minutos, con la técnica adecuada y usando un pasta de dientes con flúor, conseguimos no sólo remover las bacterias cariógenas adheridas a la superficie del esmalte, sino que contribuimos a la remineralización del esmalte dental.

Pero las bacterias cariógenas, que suponen el 20 % de la flora oral, son solo uno de las partes del problema. Existen otros factores que contribuyen a la aparición de las caries y que también podemos controlar (desafortunadamente, otros como, el consumir medicación que produzca sequedad en la boca o padecer enfermedades que nos hacen más propensos a las caries, como la diabetes, no son eludibles). El principal, y el más sencillo de controlar, es nuestra dieta. Lo que comemos influye directamente en la salud de nuestros dientes: por una parte, porque pueden ser productos dañinos para nuestro esmalte dental, como los azúcares que “alimentan” a la bacterias nocivas o los ácidos que lo erosionan; y por otra, porque pueden aportar vitaminas y minerales que fortalecen los dientes. Tomar lácteos, consumir pescado azul habitualmente e ingerir cinco raciones diarias de fruta y verdura son buenos ejemplos de alimentación anticaries.

El último factor que ayuda a mantener las caries a raya es visitar de forma periódica al dentista. España sigue siendo uno de los países de Europa en los que con menos frecuencia se visita al dentista y en la actualidad tan solo el 65% de las personas lo hace una vez al año. De hecho, cerca de un 30% de los españoles reconoce que sólo acude a una clínica dental cuando el daño ya está hecho y algo empieza a doler. Una tendencia que debe cambiar, ya que el dentista puede detectar las caries antes de que vayan a más, cuando son sólo una pequeña mancha blanquecina en nuestro esmalte, y se pueden solucionar de forma sencilla (y económica).

¿Cómo se trata una caries?

Si la caries ha progresado en nuestra boca y no nos hemos dado cuenta, lo habitual es que nos enteremos cuando aparece el dolor. Ese dolor implica que hay un problema que sólo el dentista puede resolver. ¿Cómo? Pues, habitualmente, con un empaste y, si la infección ha afectado al nervio del diente, con una endodoncia.

Los empastes sirven para reemplazar el tejido destruido por un material nuevo. Antes ese tejido se sustituía por una amalgama de plata con mercurio, que no sólo era poco estético, sino que podía dar problemas a personas con alergia a este mineral. Ahora estas amalgamas se realizan con resinas sintéticas, intentando que sean lo más parecidas a la coloración natural del diente, y de las que no se tiene noticia de que hayan provocado ningún problema.

Caries y embarazo: ¿me tengo que tratar?

Ya no debemos creer que cada embarazo cuesta un diente, como decían nuestras abuelas, pero de lo que tampoco cabe duda es de que estar embarazada afecta a la salud bucodental. El embarazo provoca una serie de cambios hormonales que pueden incrementar el riesgo de sufrir infecciones como la caries. Por ejemplo, se ha comprobado que en las gestantes se produce un cambio en la composición de la saliva, la cual se acidifica en el último trimestre y durante la lactancia. Y que los vómitos y las náuseas, especialmente durante el primer trimestre, no sólo incrementan la presencia de ácidos en la boca que dañan el esmalte dental, sino que dificultan la higiene y el cepillado de los mismos.

¿Qué se puede hacer ante esta situación? Pues además de cuidar la dieta y extremar la higiene durante todo el embarazo, a partir del segundo trimestre del mismo se puede acudir al dentista a hacerse un chequeo e, incluso, tratar las caries  antes de que nazca el bebé.

¿Por qué antes del nacimiento? Porque hoy sabemos que con el embarazo no se pierden dientes, pero también se ha demostrado que tener caries activas es un factor de riesgo para que esas bacterias cariógenas agresivas lleguen hasta la boca del bebé al besarle, al hablarle, al soplarle la comida… si queremos que nuestros hijos tengan una boca sana, debemos empezar por las nuestras.

¿Las caries en los dientes de leche importan?

A la pregunta “¿cuándo puede tener un niño caries?”, la respuesta es sencilla: en cuanto tenga dientes. La caries es la enfermedad crónica más frecuente en los niños, con una prevalencia cinco veces superior, por ejemplo, a la del asma. Y es una enfermedad crónica muy importante.

Sufrir caries a una edad temprana puede provocar, entre otros inconvenientes, problemas de espacio cuando erupcionen los dientes definitivos, por lo que es fundamental mimar los dientes de leche. Estos primeros dientes son más frágiles que los de los adultos y hay que protegerles de las bebidas azucaradas; prohibido que un niño se duerma con el biberón con leche o su zumo favorito en la boca, hay que limpiarlos desde que erupcionan (con una gasita cuando son bebés y con cepillo y pasta desde los tres años) y hay que dejar que un odontopedriatra los revise a partir del primer año.

 

La gama de productos anticaries, pasta dentífrica y colutorio, previene la aparición de caries y protege frente a la erosión dental actuando a diferentes niveles de la formación de la caries gracias a sus tres mecanismos de acción: las nanopartículas de hidroxiapatita, el xylitol y el flúor.

Nanopartículas de hidroxiapatita

  • Reparan surcos, grietas e imperfecciones de la superficie del esmalte, llegando hasta el interior de la superficie dañada.
  • Fortalecen el esmalte desmineralizado.
  • Forman una capa protectora resistente al ataque de los ácidos.

Flúor

  • Favorece la remineralización del esmalte.
  • Junto a las nanopartículas de hidroxiapatita, forma fluorapatita, un compuesto que hace que el esmalte sea más resistente a la disolución por ácidos y que protege frente a la caries.

Xylitol

  • Acción anticaries al reducir la formación de biofilm.
  • Disminuye la producción de ácido.
  • Acción remineralizante al neutralizar el pH ácido.