Son innumerables los mitos en relación al cuidado de nuestra boca, que a pesar de no contar con la mínima base científica, han calado entre las creencias populares a base de repetirse y perpetuarse en el tiempo. Hay que tener en cuenta que la salud dental contribuye a que todo el cuerpo se mantenga saludable y ayuda a evitar enfermedades estomacales o cardiovasculares, diabetes, etc.

Por comenzar con un ejemplo, con frecuencia se entiende que el sangrado de las encías es algo normal y no tiene ninguna importancia, pero por el contrario se trata de un signo de inflamación y de enfermedad a tener muy en cuenta y que sin duda debe ser tratado. No obstante se trata de la sexta enfermedad más prevalente del mundo. Del mismo modo que el sangrado en cualquier parte  del cuerpo debe ser una alerta a tener en cuenta, una encía sana no debe sangrar y no puede atribuirse siempre a un cepillado con excesiva fuerza.

Otro de los principales errores que se cometen en relación a la limpieza bucodental es el uso exclusivo del cepillo de dientes, lo que ocasiona que más del 40% de la boca quede sin higienizarse. Es más que recomendable utilizar con la frecuencia adecuada otros elementos de limpieza bucal como son los enjuagues o los hilos dentales. Del mismo modo se desprecia la limpieza de la lengua, centrándose exclusivamente en los dientes, cuando en la lengua se acumulan la mayor cantidad de bacterias dentro de la boca y su falta de higiene puede favorecer la aparición de halitosis y de placa bacteriana.

En relación al cepillado suele creerse que a más espuma del dentífrico mejor limpieza cuando otros factores más importantes como la duración del cepillado y el método adecuado empleado. Y respecto a la dureza de las cerdas del cepillo no siempre esa dureza garantiza la eficacia para eliminar las manchas o la placa bacteriana. Por el contrario un exceso en la dureza puede provocar desgaste en el esmalte o una excesiva retracción en las encías.

Por extraño que parezca hay muchos fumadores que se creen de algún modo protegidos de las enfermedades periodontales por ser menos patente el sangrado de las encías; sin embargo lo que se enmascara es un diagnóstico que se muestra con mayor retraso y por tanto una tardía puesta en marcha del tratamiento oportuno. Por el contrario los fumadores tienen el triple de riesgo de sufrir periodontitis e incluso de que ésta progrese rápidamente.

La ausencia de dolor también se interpreta de manera errónea como un signo de salud dental, cuando en los estadios iniciales de muchos trastornos periodontales la enfermedad puede que no muestre síntomas evidentes. En nuestra Clínica evaluamos con antelación tu salud bucodental en prevención de la aparición de dichos síntomas.

No es cierto que los colutorios que mejor funcionen sean los que más pican. Un índice superior de alcohol tampoco es síntoma de mayor eficacia y sin embargo puede ocasionar sequedad de los tejidos orales. Estos productos refuerzas la higiene oral pero nunca deben entenderse como un sustituto del cepillado ya que por sí solos su eficacia no es suficiente para el control de la placa bacteriana.

Habitualmente se cree que la halitosis se debe a algún problema de tipo digestivo, pero no siempre es así. Por el contrario, en 9 de cada 10 ocasiones se origina en la cavidad oral, producto de las bacterias y los alimentos produciendo ese desagradable olor. La halitosis puede ser además producida por la acumulación de bacterias, por alguna enfermedad periodontal o incluso ser de origen lingual, por lo que se aconseja necesaria la limpieza habitual de la lengua.

Es más que evidente, a pesar de la creencia popular, que mascar chicle no puede sustituir la limpieza bucal mediante el cepillado. Sí que es cierto que esa masticación aumenta la salivación y eso produce acciones beneficiosas para la salud bucal. Estimula la secreción de bicarbonato sódico en la saliva elevando el pH en la placa, neutralizando los ácidos y favoreciendo la mineralización del esmalte de los dientes.

Y por último desde nuestra Clínica Sanz Dental nos gustaría desterrar el mito de que los tratamientos de mantenimiento desgastan los dientes. Dichos tratamientos no sólo son indispensables para eliminar periódicamente los depósitos de la placa bacteriana, sino que son indispensables para los pacientes con periodontitis y son altamente eficaces para evitar la futurible pérdida ósea.

Cada vez es más frecuente el uso de los cepillos de dientes eléctricos, al igual que también es normal que surjan muchas dudas y mitos, pueden hacer pensar si es adecuado o no utilizarlo para limpiar los dientes y la boca.

Aunque a día de hoy son muy comunes encontrarlos en las casas de muchas personas, y en las estanterías de muchas tiendas de electrónica e incluso en los supermercados, lo cierto es que hasta hace unos años su uso no se había extendido tanto. De hecho, en la actualidad es igual de sencillo encontrarnos con un cepillo de dientes eléctrico de la misma manera que podemos adquirir uno manual. Y, como ocurre con éstos, lo hay de distintas marcas y de diferentes precios, de manera que a la hora de elegirlos se abre ante nuestros ojos todo un abanico de posibilidades varias.

 

La realidad es que el cuidado de los dientes  es fundamental, siendo conveniente y adecuado realizarlo al menos 3 veces al día, sobre todo cada vez que comemos.

Si en algún momento te has planteado la posibilidad de probar con un cepillo eléctrico y empezar a limpiarte los dientes y cepillarte la boca con él, es bastante posible que te hayan surgido algunas dudas al respecto. ¿Es adecuado? ¿Es beneficioso? ¿Tiene algún tipo de contraindicación, o puede ser malo para la salud de mis dientes y para mi salud bucal?

 

A pesar de que existen muchos mitos al respecto, debemos tener algo claro:

  •  El uso del cepillo dental eléctrico es igual de seguro que el uso de un cepillo de dientes manual. De hecho, el cepillo eléctrico supone una mejora y optimización de recursos, al ser más efectivo en la limpieza gracias a su acción rotatoria. Se trata de un movimiento completamente seguro, que permite que el área de las cerdas sea más diminuta, de forma que alcanzan aquellos lugares que un cepillo manual difícilmente alcanzaría.
  • No obstante, eso no implica que el cepillo eléctrico sea mejor o peor que el cepillo manual común. Ambos son efectivos, pero lo cierto es que gracias a la cabeza rotatoria que posee el cepillo eléctrico tiende a limpiar mejor entre los dientes, evitando la formación de sarro. Además, el cepillo eléctrico es más efectivo a la hora de prevenir la caries dental, la periodontitis y la gingivitis.
  • Eso sí, no es aconsejable el uso del cepillo eléctrico a quienes tengan las encías sensibles, dado que este tipo de cepillo es algo más agresivo con ellas que el cepillo común. Si a pesar de ello quieres utilizarlo, debes tener presente hacerlo con cuidado y sin apretar las cerdas contra tus encías.

La quimioterapia es uno de los tratamientos más habituales para luchar contra la mayor parte de cánceres. Este tipo de fármacos actúa contra las células cancerosas pero también conlleva un gran número de efectos secundarios al dañar también células sanas. La salud bucal se perfila, pues, en este tipo de pacientes, aún más importante que en otros casos.

Los efectos de la quimioterapia pueden desencadenar problemas bucales que pueden ser evitados con cuidados periódicos y la ayuda del dentista.

No hay que olvidar que los tratamientos contra el cáncer provocan una disminución de glóbulos blancos y una debilidad sistémica reduciendo la capacidad de defensa del cuerpo frente a infecciones. Y la boca es una zona importante del cuerpo en donde dichas infecciones pueden aparecer, como la candidiasis o el herpes.

Es fundamental tener un enfoque multidisciplinario para el tratamiento oral del paciente, durante y después del tratamiento. El enfoque multidisciplinario se hace necesario ya que la complejidad médica de estos pacientes afecta la planificación del tratamiento dental, su priorización y el momento oportuno para el cuidado dental

El tratamiento de las complicaciones orales a causa de la terapia del cáncer comprende la identificación de poblaciones de alto riesgo, la capacitación de los pacientes, la iniciación de intervenciones antes del tratamiento y el manejo oportuno de las lesiones. La evaluación del estado oral y la estabilización de la enfermedad oral antes del tratamiento del cáncer son medidas críticas para el cuidado completo del paciente. El cuidado debe ser tanto preventivo como terapéutico para reducir al mínimo el riesgo de complicaciones orales y de otras complicaciones sistémicas relacionadas.

El efecto más común entre los pacientes sometidos a quimioterapia es la aparición de úlceras bucales o mucositis oral ulcerativa. Se manifiesta en la mucosa bucal, la lengua y los labios. Se produce una sensación de quemazón que puede llegar a ser molesta y dolorosa. Esa mucositis aumenta el riesgo de infecciones tanto de la boca como del resto del organismo.

Otra de las complicaciones más habituales

La higiene bucal se convierte en básica en pacientes tratados con quimioterapia. No hay que olvidar el cepillado habitual, incluyendo el hilo dental y los colutorios. Es especialmente importante en estos pacientes que los colutorios no contengan alcohol. Debido a la sensibilidad añadida, es buena opción dejarse aconsejar por su odontólogo sobre cepillos más suaves adaptados a la nueva situación.

Para luchar contra la sequedad es necesaria una hidratación continua a base de bebidas, en especial durante cada sesión de quimioterapia. Una cavidad oral húmeda e hidratada mantendrá la microbiota bucal en perfectas condiciones y se evitarán muchas infecciones.

Otra alteración bucal, más molesta que grave, es la alteración o incluso la pérdida del sentido del gusto debido al daño que puede provocar el tratamiento en los receptores del gusto situados en la lengua. Se suele recuperar una vez finaliza la quimioterapia.

Lo más recomendable es visitar al odontólogo antes de comenzar con el tratamiento de quimioterapia. En Sanz Dental revisamos el estado de la cavidad bucal, dientes y encías del paciente que se someterá a quimioterapia y  tratamos previamente cualquier patología que, una vez comenzado el tratamiento contra el cáncer, sería más difícil de tratar.

La dieta también es importante para ayudar a la salud bucal durante el tratamiento con quimioterapia. Se deben evitar alimentos con alta carga bacteriana, en especial los crudos (ensaladas, verduras…), ni frescos como yogur o queso así como los azucarados.

Tipos de efectos secundarios dentales y bucales por el tratamiento de quimioterapia:

  • Sequedad bucal
  • Saliva espesa
  • Cambios en el gusto
  • Llagas en la boca
  • Caries
  • Dificultad para tragar
  • Dificultad para masticar o para abrir la boca
  • Infección
  • Enfermedad ósea
  • Inflamación o dolor en el recubrimiento de la boca y la lengua

Cómo ya hemos mencionado anteriormente, muchos de estos efectos secundarios desaparecen poco tiempo después de que finalice el tratamiento, aunque algunos podrían ser duraderos o permanentes.

Cómo prevenir los efectos secundarios dentales o bucales

Acudir al odontólogo antes de iniciar el tratamiento contra el cáncer.

Tener una comunicación frecuente con el equipo de atención médica es, también, importante para prevenir efectos secundarios dentales y bucales.

Durante el tratamiento, los siguientes consejos podrían ayudar a mejorar la salud bucal y prevenir efectos secundarios:

  • Cepillar suavemente los dientes 2 veces por día y usar hilo dental regularmente.Intentar utilizar un cepillo de dientes suave. Preguntar a su dentista si debería usar un gel o un enjuague con flúor.
  • Evitar el alcohol y los extremos en la dieta. Comer alimentos blandos y templados. Los alimentos extremadamente calientes, fríos, picantes, ácidos o crujientes pueden irritar la boca. Controlar el consumo de azúcar. Las bacterias de la boca utilizan el azúcar para vivir, y este proceso produce el ácido que ocasiona las caries.
  • Promover una buena salud ósea. Consumir suficiente vitamina D y calcio todos los días ayuda a mantener su mandíbula y sus dientes fuertes y sanos. Los lácteos son buenas fuentes de calcio y, si son fortificados, de vitamina D. Otras opciones alimentarias pueden incluir zumos de frutas y cereales fortificados. Antes de tomar suplementos, es aconsejable consultar a su médico.

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