La Odontología deportiva, va más allá de los protectores bucales que se deben usar en ciertos deportes, se trata de cómo nuestra salud bucal puede afectar a nuestro rendimiento deportivo; pues una caries podría cambiar el destino de una competención. Por lo que es común la realización de revisiones médicas, y así evitar trastornos dentales, que pueden derivar en infecciones que se transmiten a través de todo el cuerpo, afectando sin duda el rendimiento de una persona dedicada a la realización de ejercicios.

Por ejemplo la periodontitis, enfermedad que genera infecciones e inflamaciones localizadas a nivel del diente y de los tejidos, si pasa al hueso puede existir la posibilidad de que la infección provocada por estas bacterias se disemine por vía sanguínea, pudiendo pasar a otro órgano. Esta diseminación puede afectar directamente a la región muscular, provocando daños que en este tipo de personas resulta relevante para su desarrollo profesional.

Este tipo de complicaciones también pueden afectar al sistema tónico postural de los deportistas, lo que traerá como consecuencia problemas como contracciones musculares (y por ende una postura errónea) y tendencia a producir fatiga, esto último debido a la acción de “los mediadores de la inflamación”.

La ausencia de una o varias piezas dentales interfiere en una correcta masticación y provoca digestiones más lentas con el consiguiente mayor gasto de energía y peor nutrición, causando que el organismo no pueda absorber los nutrientes necesarios, para el día a día, aspecto fundamental para cualquier persona, sea o no deportista.

Otro problema con una incidencia directa en el rendimiento deportivo es la maloclusión, pues la incorrecta relación entre los maxilares o el apiñamiento dental pueden generar dolor en la articulación temporomandibular (ATM), en la espalda y en el cuello.

De ahí la importancia de las visitas periódicas al dentista, ya que se podrá detectar a tiempo el origen y actuar para solucionarlo, ayudando a mejorar el rendimiento, evitar lesiones futuras y, en definitiva, mejorar el estado de salud general.

Recuerda, la prevención es la forma más eficaz de evitar las complicaciones dentales. Y la prevención se logra con unos pasos muy sencillos:

  • Asiste a la consulta dental ante la más mínima molestia y como mínimo una vez al año.
  • Realízate una limpieza bucodental de forma periódica.
  • Trata las caries desde sus estados más incipientes.
  • Corrige mediante ortodoncia los problemas de maloclusión.
  • En deportes de contacto, protege tus dientes durante la práctica, con una férula dental realizada a medida.
  • Mantén una buena higiene bucal diaria.
  • Tras tomar bebidas energéticas, espera unos minutos antes de cepillar los dientes o, en su defecto, realiza un enjuague con un colutorio.
  • Bebe mucha agua para asegurarte una correcta hidratación.